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Este artículo fue traducido por Azucena Rasilla.
Hace dos décadas, había pocos restaurantes en la ciudad de Oakland que sirvieran guisados regionales de la Ciudad de México. En aquel entonces, si quería probar algunas de estas delicias como los huaraches (un tipo de gordita de masa cubierta de varios ingredientes), es posible que haya visitado la casa de Eva Saavedra y Juan “Chino” Chávez.
“Mi mamá y mi papá empezaron su negocio en el garaje,” dijo su hija Mayra Chávez de 30 años, a Oaklandside. “El negocio surgió porque las amigas de mi mamá disfrutaban de su comida y la animaron a que comenzara.”
Las habilidades culinarias de Eva no se perfeccionaron en su país natal. “Mi mamá siempre dice que aprendió a hacer tortillas aquí en los Estados Unidos, no en México,” dijo Mayra, “por necesidad y por el anhelo de la comida de su tierra natal.”
Mayra no recuerda que hubiera muchas otras familias de la Ciudad de México en Oakland cuando ella era niña. Sin embargo, su padre llegó a conocer a algunos compatriotas a través de una liga de fútbol a la que se había unido. Fue así como corrió la voz sobre su negocio desde casa. “Empezamos a conseguir clientes que extrañaban la comida de la Ciudad de México,” dijo.
Cuatro años después, en el año 1997, los padres de Mayra abrieron su restaurante, El Huarache Azteca, en lo que entonces era “la catorce” (ahora llamada Boulevard de la Internacional) en Fruitvale. Al principio, los clientes eran en su mayoría amigos y familiares. La pareja estuvo a cargo del negocio durante dos décadas, hasta que Juan Chávez falleció hace tres años. Desde entonces, Mayra dirige el restaurante con su madre.
La admiración de Mayra por sus padres (los describió como increíbles, valientes y “fregones”) es palpable. A pesar de algunos desafíos, le gusta estar a cargo del restaurante con su mamá. “Aunque nos damos dolores de cabeza, me encanta ver su valentía día tras día,” dijo Mayra. “Ella hace todo con amor.”

Operar El Huarache Azteca durante la pandemia no ha sido fácil. Si bien sus clientes de toda la vida siguen siendo leales, dijo Mayra, el negocio se ha desacelerado. “Si cerramos, se acaba todo,” dijo. “A mi mamá se le ocurrirá algo, pero seguro no será fácil.”
El amor con el cual Mayra y su mamá tratan el negocio es evidente en los platillos que preparan. Las gorditas rellenas de diferentes tipos de guisados, es un platillo fácil de comer cuando no se tiene mucho tiempo para sentarse a comer. Este reportero le recomienda pedir una gordita de chicharrón.
El huarache, el cual es el platillo estrella del restaurante, está relleno de frijoles refritos, queso, crema y salsa, aunque Mayra dice que se le puede agregar lo que se le antoje. “Puedes ponerle carne asada, nopales, al pastor; puedes agregar cualquier cosa a un huarache y se convierte en una comida.” El huarache de mole, el cual se sirve con pollo deshebrado y el mole que hacen en el restaurante, es un festín decadente para cualquier persona hambrienta.
Comenzar una nueva vida por el bien de sus hijos
Cuando Mayra era niña, su familia se mudo a menudo a varios vecindarios del este de Oakland. Ella veía lo mucho que sus padres trabajaban para mantener a la familia. Pero el ciclo familiar no siempre fue así. Cuando sus padres vivían en la Ciudad de México, la vida era diferente. Juan y Eva tenían títulos de carreras técnicas y Eva era asistente en una empresa de llantas. La pareja incluso compró su primera casa en México, un año después de casarse. Sin embargo, la joven pareja decidió mudarse a los Estados Unidos por el bien de uno de sus hijos el cual sufría de una discapacidad de aprendizaje.
“Mi hermano mayor nació con una discapacidad y en México en los años 80s no existían los servicios para personas discapacitadas,” dijo Mayra. “Un médico incluso le dijo a mi mamá: ‘Deberías considerarte afortunada si tu hijo vive hasta los 20 años.’”
Juan, el padre de Mayra ya antes había visitado los Estados Unidos y conocía a personas que tienen hijos con discapacidades, que pudieron obtener el apoyo y la atención médica que necesitaban. “Mi mamá quería ver que su hijo viviera más de 20 años,” dijo Mayra. Mudarse a los Estados Unidos resultó ser aún más beneficioso para la familia, dijo, a los años de llegar a Estados Unidos, su hermano desarrolló epilepsia.
Ver a sus padres darle prioridad al bienestar de su hermano, así como trabajar junto a ellos en la cocina, motivó a Mayra a convertirse en un miembro activo de la comunidad de Fruitvale. Durante los últimos cuatro años, ha trabajado como asistente del concejal Noel Gallo, ayudando con la difusión comunitaria. Al año de empezar a trabajar con el concejal, el padre de Mayra falleció, lo que la llevó a co-dirigir el restaurante con su madre.
Si bien puede ser agotador, disfruta de ambos trabajos. “Me encanta trabajar en la comunidad y ser un recurso [para las personas],” dijo. “Pero también me gusta estar en el restaurante dando comida a otros y escuchando historias como, ‘Gracias por ser el núcleo para los que somos de la Ciudad de México’, que es tan hermoso.”
El Huarache Azteca está ubicado en 3842 International Boulevard. Están abiertos de 11 a.m. a 7 p.m. los lunes, jueves, viernes y sábados, y de 11 a.m. a 6:30 p.m. los domingos.